domingo, 9 de junio de 2019

EL NIÑO INVISIBLE



Érase una vez un niño llamado Ricardo que pasaba muy pero que muy  desapercibido, que casi era invisible.


Era alto, delgado y tenía el pelo moreno. Era amable, simpático y divertido, y siempre llevaba puesta una camiseta azul y unos pantalones negros.

Su madre era alta y delgada. Tenía el pelo rubio, era amable, inteligente y generosa. Siempre llevaba puesto un delantal.

Su padre era alto y delgado. Era simpático, amable y generoso.
Vivían en una cabaña alejada del pueblo.
Un día Ricardo se puso en marcha hacia el pueblo a hacer la compra. Allí compro leche, pan y lácteos.
Cuando llego a casa se bebió un vaso de leche y se acostó.
La madre, al ver que Ricardo se acostó muy temprano, pensó que estaba enfermo.
Luego Ricardo se despertó y se fue a hacer la compra como todos los días. Cuando llegó al mercado pidió un tomate, dos limones y cinco naranjas. La tendera se extraño al escuchar una voz porque allí no había nadie en ese momento. Ricardo se dio cuenta de que era invisible en ese mismo instante. El niño pago y se fue con la compra a casa.
Cuando llegó se puso muy triste porque nadie le podía ver y pensó que era una maldición.
Llegaron unos amigos y la madre les dijo que no le veía desde que fue hacer la compra. Los niños se fueron a buscarle al mercado pero por desgracia el no estaba. La madre asustada fue poniendo carteles y todos le fueron buscando.
Pasaron unos días y Ricardo seguía desaparecido.
Cuando en un momento la madre estaba en la habitación de Ricardo escucho al niño decir: 
-Estoy aquí mama.
Y así un par de veces hasta que la madre lo encontró, y dijo: 
-Hijo, ¿que te ha pasado?
Y le respondió el niño:
-Me he convertido en un niño invisible.
La madre llamó al doctor, pero él no sabía como arreglarlo. 
Después llegó un mago y le dijo:
-Hola, ¿como te llamas?
El niño respondió:
-Me llamo Ricardo.
-Vale Ricardo, ¿quieres dejar de ser invisible?
Y el niño le dijo que sí. 
El mago, diciendo unas palabras mágicas, hizo que el niño dejara de ser invisible. El padre y la madre le dieron un abrazo superfuerte, y al final volvió todo a la normalidad.